El cambio demográfico y la necesidad de conocimientos específicos están empujando a las empresas a ir más lejos en la búsqueda de personas. Es evidente que las empresas provocan un impacto en la vida y el entorno en el que están ubicadas y es por ello que les corresponde actuar con responsabilidad social para, entre otras cuestiones, gestionar contextos idóneos que contribuyan en la convivencia de nuestras sociedades interculturales y la diversidad de orígenes que actualmente convergen en ella. Y la transmisión del euskera es una herramienta interesante para ello.
Depende de todas y todos avanzar en ese camino, pero la administración y las empresas tienen una gran responsabilidad. De hecho, de la misma forma en que las empresas transforman el entorno en aras a obtener un mayor nivel de competitividad, también corresponde a las administraciones territoriales impulsar modelos empresariales que se comprometan con el desarrollo sostenible del entorno.
Para obtener unos resultados positivos son necesarios la voluntad y los recursos. Prueba de ello son las personas que se han euskaldunizado gracias a empresas corresponsables que han posibilitado dicho proceso. Y es que los planes de euskera que han habilitado cauces para la euskaldunización han operado al menos sobre dos claves importantes: por un lado, que la empresa decida funcionar en euskera en espacios y ámbitos de su actividad profesional, y por otro, que ofrezca medios para el aprendizaje del euskera. En definitiva, generar la necesidad para ello y facilitar su consecución integrándolo en el sistema de la propia organización.
De esta manera, el uso de la lengua sigue siendo una de las principales motivaciones en el desarrollo del proceso de aprendizaje del euskera. Pero existen otros muchos factores, entre los que destacaremos dos:
Por un lado, los procesos de aprendizaje se prolongan durante toda la vida en la actualidad, y por ello, las personas necesitan procesos que concilien el trabajo y el aprendizaje. En definitiva, cuantas más oportunidades de conciliación se ofrezcan, mejor será para las personas. Asimismo, nos facilitará mucho el camino si convertirmos los espacios y las horas de trabajo en lugares y tiempos para el aprendizaje.
Por otro lado, el proceso de aprendizaje puede ser un medio muy importante para favorecer la inclusión de las personas recién llegadas. Para ello, hacer que el aprendizaje del euskera se sitúe en el centro del espacio de trabajo permitirá potenciar el contacto entre las personas recién llegadas y el resto del personal. Y es que la lengua es también un medio para atraer a las personas a formar parte de una comunidad (en este caso, conformada por hablantes de una lengua minorizada), y compartiendo dinámicas en torno al euskera, se facilitará el acceso a un sentir colectivo más íntimo de la comunidad.
Cambio cultural y corresponsabilidad
Todo esto supone un cambio de cultura. Los espacios y tiempos de aprendizaje están en constante transformación, por lo que los lugares de trabajo también se convierten en espacios para el aprendizaje del euskera. En ese contexto, y en la medida en que nuevas personas se incorporan al ámbito de trabajo, las y los compañeros del entorno constituyen una fuente de motivación para aprenderla, siendo personas de apoyo y referencia para desarrollar nuevos conocimientos, así como para atender y acoger cuestiones del proceso de empoderamiento lingüístico. Se trata de un camino de responsabilidad compartida, porque tanto la persona recién llegada como sus compañeras y compañeros deben hacer un esfuerzo, cada cual desde sus necesidades: en el caso de la persona recién llegada, desarrollando el conocimiento del euskera para avanzar profesional y personalmente en el equipo de trabajo; y en el caso del resto, impulsando el desarrollo del euskera para fortalecer al propio grupo y a la comunidad de hablantes. Por tanto, se trata de una motivación bilateral que permite si cabe, que el proceso sea más exitoso.
Asimismo, sería interesante que este recorrido en el ámbito de la empresa tuviera su continuidad en el barrio o pueblo de cada cual, haciendo que el resto de agentes como la administración, las asociaciones de euskera o las del ocio se involucren en la labor de la inclusión local a través del euskera. Y lo deseable sería que todo esto se hiciera de forma coordinada entre todas ellas.
Estamos ante una nueva situación que requerirá la intervención y la corresponsabilidad de todas y todos, ¿estamos preparadas y preparados para ello?