En la cooperativa EMUN trabajamos 90 personas y nuestra actividad cuenta con una media anual de 245 proyectos y clientes. En el 2017, dentro de nuestro programa de formación cooperativa realizamos una reflexión colectiva en torno a la emergencia climática de la mano de dos expertos en la materia, Joseba Azkarra Etxagibel de la UPV/EHU y Lander Jimenez-Ocio de KREAN. Conociendo la foto general de la situación y la evolución que se prevé en caso de no adoptar medidas concretas, tomamos la decisión de empezar a medir la huella ecológica de EMUN. Basamos el alcance de nuestra huella en un análisis del consumo energético de las instalaciones de nuestras tres oficinas principales y en el modelo de movilidad que tenemos para ofrecer los servicios a nuestros clientes de la forma más cercana. Este trabajo lo realizamos en colaboración con la cooperativa Ekitermik de Arrasate, y tomando como referencia los datos del 2017, el resultado de nuestra huella ecológica fue de 58 Toneladas CO2, ¡casi nada!
De las 58 toneladas de CO2, 7 fueron generadas por la actividad en nuestras oficinas y 51 por motivo de nuestra movilidad. A la vista del impacto de ambos focos, abordamos las dos cuestiones que en principio resultaron más fáciles de gestionar: el consumo energético de nuestras oficinas y las instalaciones.
Decidimos que en adelante, las necesidades energéticas de nuestras oficinas las canalizaremos con la cooperativa de energía renovable Goiener, sumándonos a su proyecto y ofreciendo la posibilidad de participar en el mismo al conjunto del colectivo que confirmamos EMUN, haciendo hincapié en la importancia que las acciones individuales adquieren en este sentido. Consecuentemente, a día de hoy el %56 del colectivo de EMUN tiene contratados los servicios de energía del hogar con proveedores de energía renovables. Asimismo y tras analizar el estado de las instalaciones de las oficinas, se ha realizado una importante inversión en iluminación, ventilación y aislamiento. En 2020, en nuestra oficina central de Arrasate, hemos puesto en marcha el proyecto de instalación de placas fotovoltaicas para el suministro de energía solar, y con el visto bueno de las vecinas y vecinos, lo tendremos en marcha en el primer cuatrimestre de 2021, que cubrirá un tercio de nuestra necesidad energética con energía solar.
En cuanto a la movilidad, hemos realizado varias sesiones informales para tomar conciencia de nuestro impacto y hemos analizado el impacto del valor de las relaciones presenciales y cercanas de las personas en la base de nuestros servicios y hemos puesto en marcha pequeñas medidas: adecuar las salas de reuniones en formato online y otras sesiones, poner en marcha un punto de información en la intranet para realizar los viajes en coche compartido que podemos realizar los compañeros y compañeras y fomentar el uso del transporte público con el fin de comenzar a implantar nuevos y mejores hábitos y prácticas. Para cuantificar y ver el cambio y el resultado del esfuerzo de cada una de nosotras y nosotros, tenemos la oportunidad de anotareste tipo de viajes en nuestra principal herramienta de gestión, y así, a finales de año, recibimos e informamos del número de km de viajes no realizados y de viajes compartidos.
Así, en el contexto en el que la pandemia ha revelado la vulnerabilidad de nuestras vidas y trabajos y entre las valoraciones realizadas a finales de 2020, también se ha analizado el impacto cuantitativo de la pandemia en la movilidad de EMUN. En 2020, respecto al año pasado, los miembros de EMUN han realizado 2.350 horas menos de viaje y 234.000 km menos, es decir, un 60% menos. Tomando estos números fríamente, es evidente que la huella de movilidad de este año es claramente menor. Sin embargo, ratificar el compromiso de nuestros clientes con los proyectos y servicios que teníamos en marcha nos ha exigido adecuar nuestras formas de trabajo habituales a la nueva situación. Así, hemos multiplicado nuestro compromiso con los clientes y las posibilidades que nos ofrecen los recursos digitales ante las limitaciones físicas con las que nos hemos encontrado para ofrecer nuestro servicio de una forma cercana. Sin embargo, esto nos ha llevado a mirar al otro lado del reverso, en la medida en que nuestra huella digital ha aumentado. En consecuencia, el impacto positivo sobre el medio ambiente producido por la ausencia de movilidad física puede haber sido equiparado o superado con el de la huella digital.
Somos conscientes de que los datos de 2020 no son la base y referencia más real para establecer nuestros objetivos de movilidad futura, pero tienen un gran valor para representar las oportunidades y los resultados que nos ofrece la combinación de nuestras relaciones físicas y digitales. En definitiva, este nuevo escenario nos ha brindado una oportunidad única para realizar un análisis más profundo de los impactos de nuestra cadena de valor y, sobre todo, para seguir dando los pasos necesarios para que en un futuro próximo, EMUN sea una empresa carbono neutral.
El reto que se nos presenta no es fácil, pero como en todos los procesos de transformación, más que en el esfuerzo que se nos exige y en lo que vamos a perder en el camino, queremos poner nuestra ilusión, nuestro compromiso y nuestra fuerza en los beneficios sociales que ganaremos como personas y como comunidad.