Quien ha hecho mucho, ve mucho por hacer. Quien ha hecho poco, en cambio, ve poco recorrido por hacer. Quien ha reflexionado mucho, muestra normalmente ganas y disposición a transformarse a uno o una misma y al entorno. Quien ha reflexionado poco, en cambio, apenas siente la necesidad de transformar nada en la mayoría de los casos.
Cuanto más reflexionemos sobre un tema, y cuantas más interacciones e iteraciones tengamos con otros agentes, tendremos una mejor disposición a iniciar el cambio.
Esta es una de las conclusiones extraídas del estudio EuskaraHighTech que hemos llevado a cabo por encargo del Gobierno Vasco. En este estudio hemos recogido las opiniones, creencias, percepciones, deseos y necesidades que existen en torno a la función que debe tener el euskera en el ámbito de la tecnología avanzada. Posteriormente, hemos elaborado las narrativas y organizado dos sesiones colectivas de interpretación conjunta de los resultados. Hemos entrevistado a 25 personas de diferentes perfiles utilizando métodos de escucha activa, para luego recopilar y analizar sus discursos. Estas personas son profesionales del ámbito tecnológico: cargos de la Administración, representantes universitarios y responsables de empresas tecnológicas.
En este estudio, sin restar importancia a los resultados, ha sido interesante el propio proceso. Cada persona piensa en un determinado paradigma condicionada por sus vivencias, convicciones y creencias, y en base a ello actúa en su día a día. Pero es hermoso ver cómo cada persona puede ir desarrollando y transformando su pensamiento. Cuanto más reflexiona y profundiza en su paradigma, el método de la escucha activa permite romper viejos esquemas y comenzar a asumir nuevos modelos.
Atendiendo a la teoría del cambio, los procesos de cambio social son complejos y se debe poner el foco en el proceso sistémico «pensamiento >> acción». Si lo hacemos de esta manera, podremos ser capaces de generar impactos colectivos. El primer paso es reflexionar. De hecho, muchas personas casi nunca han reflexionado sobre la función que el euskera debería o podría tener en su día a día y el beneficio que ello les pudiera generar. El proceso de cambio se activa cuando se activa el proceso de reflexión.
Por otro lado, si queremos que el impacto sea colectivo, en lugar de la intervención aislada de las organizaciones individuales, será mucho más efectivo conseguir el compromiso de un grupo de agentes con una agenda común para resolver un problema social concreto. Para ello, es imprescindible empezar por la reflexión, individual y colectiva. La colaboración y la interacción son necesarias. En primer lugar, hay que empezar por entender el ecosistema. Debemos empezar por analizar cuál es nuestro rol en ese sistema. A continuación, debemos conocer cómo cree cada agente que se va a producir el cambio, y cómo cree que va a influir en ese cambio. Es importante que cada uno tome conciencia de su rol. Todas las personas tenemos creencias, prejuicios e hipótesis. Y debemos empezar a articular esas creencias subyacentes u ocultas para que mediante el trabajo en colaboración se active la transformación.
¡Qué fuerza tiene la pregunta! La pregunta es una herramienta muy poderosa, tanto para quien pregunta como para quien responde.
Creemos que, si se trabaja con los diferentes agentes implicados en un problema, se pueden obtener mejores resultados. La trayectoria que tiene por recorrer el euskera en el ámbito tecnológico es enorme. Pero, si nos ponemos a pensar en términos de transformación, al menos habremos dado el primer paso hacia ella.